si hoy retrocedo el tiempo jamás lo hubiera sospechado. Un viaje, una despedida y un nuevo comienzo, son capaces de cambiarte la vida. Mudarme a Cipolletti, fue aprender otras calles, rutas, mapas, un idioma nuevo, y también, este juego. Era nueva en la escuela, no tenía muchos amigos. Recién comenzaba mi tercer año de secundaria, me asignaron el curso 3ro 3ra, hicieron juegos para conocernos y así fue como conocí a Clau. Rápidamente nos hicimos inseparables y comenzamos a sentarnos juntas. Una mañana de clases, sonó el timbre del recreo y Clau me preguntó si la acompañaba a saludar a una amiga a otro curso, y así fue cuando lo conocí. Su amiga y dos chicos mas jugaban a las cartas, jugaban al ''tungui tungui'', ¿qué clase de juego era ese? -pensé- el nombre ya era gracioso, tenía cierta melodía al pronunciarlo. Me senté a mirar como jugaban sin entender absolutamente nada. Uno de los chicos era Nacho, rubio, gracioso y con aires de grandeza, el otro, un flaco con ojos achinados, pelo revoltoso y una campera violeta, ¿cómo te llamás vos? le dije, me dicen Chino respondió, y preguntó mi nombre. -Yo soy Cami. - Te parecés a Lilo, me gustan tus cachetes *apretando mi cara con sus yemas* voy a decirte así. Fue algo gracioso, raro e incómodo. Este chico llamó totalmente mi atención, era tan raro como yo. Los siguientes días, cuando tocaba el timbre, él venía a saludarme y nos quedábamos charlando en la galería, nos sentábamos a mirar al resto.
quisiera recordar cada detalle, cada charla por más tonta que parezca, quisiera abrazarte en mis recuerdos.