Tengo miedo de olvidarte despertarme un día y no saber tu voz que se desprende pausadamente de mis recuerdos. Aunque tu profunda mirada ilumina aún mis pensamientos y mi memoria guarda nuestras fotos, lentamente, ciertos detalles se vuelven humo y se ocultan tras una nube de imágenes difusas. ¿ya no veré tu sonrisa en mis días azules? ¿acaso volverás en un sueño? Te escribo y te hablo sin esperar respuesta, tal vez para encontrar en mí misma, en mi propio océano, un ancla que me permita llevarte un poco más conmigo. Los últimos pasos los conté uno por uno mis lágrimas regaron el camino y pensé, me faltó abrazarte antes del adiós. Estés donde estés, te extraño.