Despedidas

Las despedidas siempre estuvieron en mí.

Aún así nunca me acostumbré, siempre me dejan tanto cuando se van, y una parte de mí se va con ellas.

Hoy me despido de un capítulo que leí muy de cerca, a veces detenidamente, un poco aburrida y con sueño, lo leí llorando, riendo, cantando y otras veces con ansias queriendo terminarlo y ver el final de una vez por todas.

Dejo tanto en esta despedida que me siento un poco perdida, pero me llevo tanto también, que puedo alzar la vista al cielo y decir gracias.


Y lo más lindo, es que recién comienza el libro.

Un árbol.

te vi y sonreí
 había pasado ya tiempo,
creciste,
crecimos.

.

Detener el tiempo, un instante quieto, vuelan los momentos y este adiós.

Palabras descifrando de la misma canción, no entiendo cómo pude callar mi corazón.

De dónde vengo.

De dónde vengo todo es tranquilo, los días son lentos y el tiempo se detiene en cada instante que vale la pena, la música se canta en las calles, y las risas son mis buenos días.
De dónde vengo, ya se olvidaron, que una canción se fue hace un tiempo. La música de aquel verano volvió a sonar a través del viento. La llevo lenta por la distancia y trajo a alguien que la escuchara, muy tímido pidió éste al viento que suene por otro momento, que se quedara y no olvidara que allá a lo lejos la escucha un pueblo.

 Pertenezco a muchos lugares y a ninguno a la vez, mis mejores recuerdos se encuentran escondidos en cada uno de ellos.

 La inmensidad de la montaña, los amaneceres en la playa, el océano cuando se abre frente a mis ojos como un enorme estanque repleto de gotas de lluvia, el viento sobre mi cara.

El ruido de la ciudad, el silencio.
La música, las risas, la serenidad. 

La creación es una obra de arte.